No se me enamore usted ahora, señora.
Espere al menos la demora de una hora
que tengo alma, pecho, corazón y lecho
ocupado en derecho por divina concubina.
Espérese hasta el día en que se muera,
no ella sino la pasión que me domina
y no
me deja degustar de otra cocina
por más estrellas michelines que tuviera.
... ... ...
I
Ese día, si llegara
(Dios no lo permita ni lo quiera),
(Dios no lo permita ni lo quiera),
hablaríamos cara a cara del
gobierno,
de lo bueno y de lo malo o de lo eterno,
lo que usted más apreciara y prefiriera;
bajaríamos juntos de cabeza hasta el infierno
de lo bueno y de lo malo o de lo eterno,
lo que usted más apreciara y prefiriera;
bajaríamos juntos de cabeza hasta el infierno
a disfrutar de un caldo baño en la puchera
cuyo fogón del Spa alimenta un fogonero
con destreza, mano firme y con esmero,
conocido por todos, dentro y fuera,
con destreza, mano firme y con esmero,
conocido por todos, dentro y fuera,
como el gran Pedro Botero, cocinero,
el mejor Master Chef de La Caldera.
... ... ...
II
Ese día, si llegara...
(Dios no medie ni quiera ni permita
que acontezca tal suceso en la marmita;
mas si a causa del azar o del amor,
tal acontecimiento inesperado sucediere,
que el sumo hacedor se abstenga, por favor, y se modere
y en asunto mundano tan liviano no intervenga,
que yo sabré tratar este quehacer a mi manera
como sé que es menester y se merece;
y sabrán tanto mi instinto tan humano y tan divino
como mi alma inmortal santa que espera
en los prados mas allá de la frontera
los abrazos regalados prometidos
de cien mil huríes vírgenes
colmando los sentidos,
resistir a tal tortura y tal tormento
y halagar mi paladar con manjar tan suculento
que en profusa bandeja de metálica argentina
en imprevista buena hora se me ofrece;
y apurar todo el ungüento
de este exquisito plato de primera,
con mi pan de rebañar, mi tenedor y mi cuchara de madera
con el ansia y la avidez del hombre hambriento,
como experto que soy en el untar
y refinado catador del amar
y la tartera.)
Ese día si llegara...
(de impedirlo dios se olvide
y se inhiba en sus funciones quien decide
los comienzos y finales de mortales
individuos y naciones)
agarrados de la mano en buen concilio,
... ... ...
II
Ese día, si llegara...
(Dios no medie ni quiera ni permita
que acontezca tal suceso en la marmita;
mas si a causa del azar o del amor,
tal acontecimiento inesperado sucediere,
que el sumo hacedor se abstenga, por favor, y se modere
y en asunto mundano tan liviano no intervenga,
que yo sabré tratar este quehacer a mi manera
como sé que es menester y se merece;
y sabrán tanto mi instinto tan humano y tan divino
como mi alma inmortal santa que espera
en los prados mas allá de la frontera
los abrazos regalados prometidos
de cien mil huríes vírgenes
colmando los sentidos,
resistir a tal tortura y tal tormento
y halagar mi paladar con manjar tan suculento
que en profusa bandeja de metálica argentina
en imprevista buena hora se me ofrece;
y apurar todo el ungüento
de este exquisito plato de primera,
con mi pan de rebañar, mi tenedor y mi cuchara de madera
con el ansia y la avidez del hombre hambriento,
como experto que soy en el untar
y refinado catador del amar
y la tartera.)
Ese día si llegara...
(de impedirlo dios se olvide
y se inhiba en sus funciones quien decide
los comienzos y finales de mortales
individuos y naciones)
agarrados de la mano en buen concilio,
como Dante lo hiciera con Virgilio,
en su Comedia tan Divina y tan humana,
según él mismo nos contara en confidencia
una mañana en exclusiva muy temprana,
sin desdoro, con descaro y sin vergüenza,
provocando en las mejillas el rubor del color
de la piel en su esplendor de una manzana
y el mordisco feroz y voraz en la conciencia;
e inclinados de rodillas en humilde penitencia,
echaríamos a la hoguera para arder con las ofrendas
en el ara sagrada de la pira del altar de la basura,
la codicia sin mesura de tambores de la fama
que enajenan sin compensa al alma vana;
la ambición desmesurada con usura
de medallas, de ovaciones y de honores,
de coronas de laureles triunfadores,
de guirnaldas, serpentinas
y oropeles de colores...
... ...
III
Y olvidados de buen grado a un costado del sendero,
sin lamento ni perdón, tras tu huella y mi pisada,
en la orilla desbrozada por machete y azadón
de maleza atravesada,
los aplausos y los vítores orlados
con estrellas de neón
y fugaces bengalas de artificio
de los necios e importunos zalameros,
mendicantes de ocasión y vocación y por oficio
de favores y encomiendas, de homenajes y prebendas,
de ascensiones por la escala sin descenso
hacia la cima del prestigio,
generosos en halagos aportados al negocio
como pago inestimado del servicio,
pordioseros, lastimosos,
lastimeros...
(No alberga duda y no cabe;
como dijo el fabulista y bien se sabe
del uno al otro confín en este mundo traidor
y lo confirma el rumor:
"Si el sabio no aprueba, malo;
si el necio aplaude, peor." )
... ... ...
IV
Y del pan las migajas de un festín
con que festeja en las alturas el dios sumo, trino y uno
en opíparo banquete con su corte celestial,
con su coro y con su clero,
con su clan de ensortijados querubines
de alas bellas nacaradas de pureza inmaculada virginal,
que le entonan en armónica sonata,
con divina devoción,
un "¡Oh Sana!" angelical
entre palmas y entre salmos y alabanzas de panal,
con sus voces atipladas de almidón,
de algodón y mazapán.
... ... ...
V
Añadida a las ofrendas para arder en el altar
encabece el desfile la soberbia; a su zaga la avaricia,
la pereza, la desidia y la desgana;
la lujuria encendida, castidad
mal contenida en olor de santidad;
el lujo y la vanidad que empobrece y debilita
y el orgullo de una estirpe que en escudo de nobleza
enmascara nimiedades disfrazadas de grandeza.
... ... ...
VI
Y completando el desfile tan galante y tan marcial
negaremos el acuse de recibo a la postal
que nos manda, con membrete del cuartel y sin remite,
el comandante general
y, por mandato, el oficial que le obedece.
Rechacemos sin temor
el honor y el favor especial y el privilegio
que en bandeja de plata nos ofrece
el tramposo jugador, vendedor
de burbujas de color y cascabeles
poderoso caballero, sedicioso, traicionero,
malandrín y pendenciero,
que maneja a su favor
con soltura y hábil maña
las figuras de azabache y de albino pedernal
en el campo de batalla
negro y blanco del tablero,
decidiendo en su propio beneficio,
con su afán y con su oficio
de croupier habilidoso,
el destino final del peón y del alfil,
el fatal de las dos torres mellizas de marfil,
malheridas por el rayo vengativo y justiciero;
el del bufón burlón y el del triste caballero,
derrotado y sin montura tras su duro batallar;
el de la reina soberana y el de la dama cortesana,
el del as, el de la sota y el del cura con sotana,
vejestorio carcamal que rozando ya el umbral
del purgatorio redentor,
cubre su tonsura rasurada con bonete,
el del hereje que esgrime con razones,
argucias y objeciones y reniega de tu dios,
el que te guarda, y que al papa ultraja,
increpa, critica y no obedece;
bajo el peso de una cruz que no le pertenece
y que carga muy a su pesar sobre sus hombros.
(bien sabe Dios que era prestada)
el del reo de la horca o de la hoguera,
acusado de ladrón o de cabra de aquelarre
por la envidia cochina y la avaricia convecina;
el del juez que juzga, condena y no perdona,
el del abogado de la toga
que se alquila y que se vende
sin reparo al postor que más ofrece
y que mejor le paga;
... ... ...
VII
el del bravo general
con su porte viril y tan marcial,
con su facha de león, temible fiera,
su casaca de latón condecorada,
su sable invicto de acero invulnerable
forjado en las aguas del Tajo y con su tajo
certero entrenado en la defensa del honor
y de las leyes de poderes inviolables;
el del noble hidalgo con casa señorial
de piedra austera y fachada blasonada;
el de un rey blanco pasmado,
sin cetro y aturdido
por el jaque mate
de una reina negra mora,
otrora, en buena hora, enamorada,
pero no ahora...
inmutable,
impasible e intocable...
... ... ...
VIII
(La lujuria es gran virtud que se merece
apartado especial en esta historia;
quedará para el capítulo final,
para el epílogo,
oculta como el as en el forro virtual de la memoria,
entre las arrugas del sofá y los pliegues de la manga,
retornará triunfal si es necesario hasta el tapete.)
... ... ...
Olvidadas para siempre nuestras cuitas mundanales,
perdonadas las ofensas de pecados capitales
y las deudas a deudores pecadores...
y lanzadas a un costado del camino,
al canal de agua pluvial de la cuneta,
junto al pico y la pala y la piqueta
y a la bota y al odre de bon vino,
el zurrón con el pan duro y la chaqueta
del sufrido y abnegado caminero
que desbroza con pericia
de zarzas y de matas el sendero,
arrancando con su mano encallecida
los guijarros encallados como pecios
en el barro, en los que tu pie descalzo
y sin sandalia se hace herida
y se tropieza,
IX
y empujados por por los hados del destino
hacia el fondo del abismo
donde moran en sus pecios los barcos naufragados
desbordados por tesoros olvidados
y escondidos,
trastocados nuestros sinos
por jugada de unos dados amañados
de un tramposo croupier y sobornado,
convertidos en amantes pasionales,
de las simas profundas abisales,
a pesar de los pesares, prohibidos...
hurgaríamos la herida descarnada
de los vientres de los bajeles hundidos;
... ...
...
al carnaval de las esferas,
o turista accidental
junto a la alforja repleta
y a una gastada de pana
que un caminero olvidara
tras de su dura jornada
que tras trabajar descansa
de apartar
que les doma, les domina y les maltrata
como a esclavos condenados
a remeros de galera;
----------------------------------------------------
allá donde brotan y hierven en burbujas los misterios
escondidos a los ojos velados de los sabios
y de los filósofos présbitas y miopes,
en su Comedia tan Divina y tan humana,
según él mismo nos contara en confidencia
una mañana en exclusiva muy temprana,
sin desdoro, con descaro y sin vergüenza,
provocando en las mejillas el rubor del color
de la piel en su esplendor de una manzana
y el mordisco feroz y voraz en la conciencia;
e inclinados de rodillas en humilde penitencia,
echaríamos a la hoguera para arder con las ofrendas
en el ara sagrada de la pira del altar de la basura,
la codicia sin mesura de tambores de la fama
que enajenan sin compensa al alma vana;
la ambición desmesurada con usura
de medallas, de ovaciones y de honores,
de coronas de laureles triunfadores,
de guirnaldas, serpentinas
y oropeles de colores...
... ...
III
Y olvidados de buen grado a un costado del sendero,
sin lamento ni perdón, tras tu huella y mi pisada,
en la orilla desbrozada por machete y azadón
de maleza atravesada,
los aplausos y los vítores orlados
con estrellas de neón
y fugaces bengalas de artificio
de los necios e importunos zalameros,
mendicantes de ocasión y vocación y por oficio
de favores y encomiendas, de homenajes y prebendas,
de ascensiones por la escala sin descenso
hacia la cima del prestigio,
generosos en halagos aportados al negocio
como pago inestimado del servicio,
pordioseros, lastimosos,
lastimeros...
(No alberga duda y no cabe;
como dijo el fabulista y bien se sabe
del uno al otro confín en este mundo traidor
y lo confirma el rumor:
"Si el sabio no aprueba, malo;
si el necio aplaude, peor." )
... ... ...
IV
Y del pan las migajas de un festín
con que festeja en las alturas el dios sumo, trino y uno
en opíparo banquete con su corte celestial,
con su coro y con su clero,
con su clan de ensortijados querubines
de alas bellas nacaradas de pureza inmaculada virginal,
que le entonan en armónica sonata,
con divina devoción,
un "¡Oh Sana!" angelical
entre palmas y entre salmos y alabanzas de panal,
con sus voces atipladas de almidón,
de algodón y mazapán.
... ... ...
V
Añadida a las ofrendas para arder en el altar
encabece el desfile la soberbia; a su zaga la avaricia,
la pereza, la desidia y la desgana;
la lujuria encendida, castidad
mal contenida en olor de santidad;
el lujo y la vanidad que empobrece y debilita
y el orgullo de una estirpe que en escudo de nobleza
enmascara nimiedades disfrazadas de grandeza.
... ... ...
VI
Y completando el desfile tan galante y tan marcial
negaremos el acuse de recibo a la postal
que nos manda, con membrete del cuartel y sin remite,
el comandante general
y, por mandato, el oficial que le obedece.
Rechacemos sin temor
el honor y el favor especial y el privilegio
que en bandeja de plata nos ofrece
el tramposo jugador, vendedor
de burbujas de color y cascabeles
poderoso caballero, sedicioso, traicionero,
malandrín y pendenciero,
que maneja a su favor
con soltura y hábil maña
las figuras de azabache y de albino pedernal
en el campo de batalla
negro y blanco del tablero,
decidiendo en su propio beneficio,
con su afán y con su oficio
de croupier habilidoso,
el destino final del peón y del alfil,
el fatal de las dos torres mellizas de marfil,
malheridas por el rayo vengativo y justiciero;
el del bufón burlón y el del triste caballero,
derrotado y sin montura tras su duro batallar;
el de la reina soberana y el de la dama cortesana,
el del as, el de la sota y el del cura con sotana,
vejestorio carcamal que rozando ya el umbral
del purgatorio redentor,
cubre su tonsura rasurada con bonete,
el del hereje que esgrime con razones,
argucias y objeciones y reniega de tu dios,
el que te guarda, y que al papa ultraja,
increpa, critica y no obedece;
bajo el peso de una cruz que no le pertenece
y que carga muy a su pesar sobre sus hombros.
(bien sabe Dios que era prestada)
el del reo de la horca o de la hoguera,
acusado de ladrón o de cabra de aquelarre
por la envidia cochina y la avaricia convecina;
el del juez que juzga, condena y no perdona,
el del abogado de la toga
que se alquila y que se vende
sin reparo al postor que más ofrece
y que mejor le paga;
... ... ...
VII
el del bravo general
con su porte viril y tan marcial,
con su facha de león, temible fiera,
su casaca de latón condecorada,
su sable invicto de acero invulnerable
forjado en las aguas del Tajo y con su tajo
certero entrenado en la defensa del honor
y de las leyes de poderes inviolables;
el del noble hidalgo con casa señorial
de piedra austera y fachada blasonada;
el de un rey blanco pasmado,
sin cetro y aturdido
por el jaque mate
de una reina negra mora,
otrora, en buena hora, enamorada,
pero no ahora...
inmutable,
impasible e intocable...
... ... ...
VIII
(La lujuria es gran virtud que se merece
apartado especial en esta historia;
quedará para el capítulo final,
para el epílogo,
oculta como el as en el forro virtual de la memoria,
entre las arrugas del sofá y los pliegues de la manga,
retornará triunfal si es necesario hasta el tapete.)
... ... ...
VIII
Olvidadas para siempre nuestras cuitas mundanales,
perdonadas las ofensas de pecados capitales
y las deudas a deudores pecadores...
y lanzadas a un costado del camino,
al canal de agua pluvial de la cuneta,
junto al pico y la pala y la piqueta
y a la bota y al odre de bon vino,
el zurrón con el pan duro y la chaqueta
del sufrido y abnegado caminero
que desbroza con pericia
de zarzas y de matas el sendero,
arrancando con su mano encallecida
los guijarros encallados como pecios
en el barro, en los que tu pie descalzo
y sin sandalia se hace herida
y se tropieza,
y empujados por por los hados del destino
hacia el fondo del abismo
donde moran en sus pecios los barcos naufragados
desbordados por tesoros olvidados
y escondidos,
trastocados nuestros sinos
por jugada de unos dados amañados
de un tramposo croupier y sobornado,
convertidos en amantes pasionales,
de las simas profundas abisales,
a pesar de los pesares, prohibidos...
hurgaríamos la herida descarnada
de los vientres de los bajeles hundidos;
... ...
...
------------------------------------------
y la codicia de la fama,
invitado principaly la codicia de la fama,
al carnaval de las esferas,
o turista accidental
junto a la alforja repleta
y a una gastada de pana
que un caminero olvidara
tras de su dura jornada
que tras trabajar descansa
de apartar
que les doma, les domina y les maltrata
como a esclavos condenados
a remeros de galera;
----------------------------------------------------
allá donde brotan y hierven en burbujas los misterios
escondidos a los ojos velados de los sabios
y de los filósofos présbitas y miopes,
donde en humo se disipan los agravios.
y se esfuman en volutas imprecisas
los aplausos y los cantos de sirenas
mientras suenan con sordina
las trompetas imperiales de la fama.
... ... ...
y se esfuman en volutas imprecisas
los aplausos y los cantos de sirenas
mientras suenan con sordina
las trompetas imperiales de la fama.
... ... ...
Con permiso del celoso cancerbero
vigilante de las puertas sin candado
que defiende los accesos del intruso
al cotillón sin haber sido invitado
clavaríamos nuestra pica y la bandera
tomando posesión en las terrazas de todas las esferas
y en el umbral incluso de la puerta ya en desuso
vigilante de las puertas sin candado
que defiende los accesos del intruso
al cotillón sin haber sido invitado
clavaríamos nuestra pica y la bandera
tomando posesión en las terrazas de todas las esferas
y en el umbral incluso de la puerta ya en desuso
de la novena esfera terminal del vicio sin quicio
y sin franquicia, desgastada por el uso y el abuso
y sin franquicia, desgastada por el uso y el abuso
del extraño y abundante turismo cultural
de alma inmortal
de alma inmortal
No deje que se apodere de su afán
y haga nido en su corazón la prisa;
ordénele a su pasión que se modere
y, si ella, insumisa, se rebelara y no pudiere
y, si ella, insumisa, se rebelara y no pudiere
entréguese con devoción a la oración en un convento,
que yo acudiré allí tan pronto como pueda
robáandole a la rueda de la noria su momento
para dar consolación a su tristeza y su aflicción
y trastocarla en risa. en euforia y en contento.
y trastocarla en risa. en euforia y en contento.
Y no solo alegría para el alma
le llevaría este humilde mensajero,
ángel de la guarda y curandero;
cura de amor también para su cuerpo hambriento
cura de amor también para su cuerpo hambriento
traería un poco de pan y de alimento,
que de hombres santos es dar al altar lo que
no tiene,
tanto más si esto es lo que a uno le conviene,
tanto más si esto es lo que a uno le conviene,
como es el caso que ahora nos ocupa y
entretiene.
Permítame, señora, que acabe en un arpegio,
con esta sincera y desbocada herejía irreverente
tornada dulcemente por obra de arte de puro sortilegio
en un sacrosanto y candoroso sacrilegio.
en un sacrosanto y candoroso sacrilegio.
... ... ...